El Paraguay está experimentando un desarrollo creciente en lo que se refiere a agricultura y a producción animal, sobre todo en la producción de ganado vacuno. Sin embargo, en este contexto, algunos desafíos se presentan relacionados con los cuidados en sanidad, inmunidad y nutrición animal. Un ejemplo de estos retos son las micotoxinas, sustancias químicas tóxicas producidas por los hongos.
Hoy en día, son conocidas aproximadamente 500 tipos de micotoxinas. Hay dos maneras para que estas sustancias químicas y tóxicas se produzcan: en el campo o durante el almacenamiento de granos y alimentos, de esta manera su aparición es casi inevitable. Cuando están presentes en la dieta de los animales sus efectos generan una pérdida de inmunidad, causándoles un bajo desempeño e incluso hasta la muerte.
Factores climáticos pueden influir también en la proliferación de estos hongos que se desarrollan por el exceso de humedad en el alimento y por las variaciones de temperatura. En Paraguay, con días muy calurosos y noches frescas y húmedas, se presentan las condiciones propicias para el desarrollo de hongos y por consiguiente la aparición de micotoxinas.
El cultivo del maíz, una de las principales fuentes de la dieta de los animales, también termina siendo responsable de producir estas sustancias tóxicas. Como consecuencia, cuando el maíz contaminado entra en contacto con el animal, por la alimentación, perjudica su desarrollo.
Una investigación realizada por la empresa ganadera Apta/Colina de Sao Paulo, la Universidad Estatal Paulista del municipio Jaboticabal y Alltech Brasil, mostró un escenario preocupante para la ganadería vacuna, que puede ser un perjuicio para el productor. En total, se analizaron aproximadamente 100 animales y todos estaban contaminados por al menos una micotoxina, reduciendo la ganancia de peso de los bovinos en 200g por día, por término medio. Ese déficit genera también el aumento de días para la terminación de los bovinos, aumentando los gastos por animal, y consecuentemente, trayendo perjuicios al productor.
Los resultados de la investigación son alarmantes y refuerzan la importancia de que el productor debe estar atento a las técnicas de manejo para minimizar y controlar este problema. Ante esta situación, el uso de secuestrantes es recomendable ya que actúan en la dieta del animal como una esponja, atrayendo a las micotoxinas, las cuales son excretadas sin ser absorbidas por el organismo del animal. Estas herramientas a base de levaduras y extracto de algas actúan en todo el tracto digestivo, reduciendo los riesgos causados por los diferentes tipos de micotoxinas.
Acciones de prevención como vigilar el almacenamiento, intentando al máximo mantener ese grano próximo al 13% de humedad, también es totalmente recomendable. Consejos como esos son aliados para que se puedan abordar los desafíos y continuar creciendo en la producción animal manteniendo la calidad, ya sea bovino, porcino o aves.